Ciudad cosmopolita y culta
La ciudad de Cádiz se transformó en una de las más bellas de Europa, con calles bien trazadas, perfectamente adoquinadas y sorprendentemente limpias, casas más altas de lo que era común en la época, rematadas por una torre que servía de vigía.

Pero también una ciudad de vida cara, y, en cierto modo, artificial, como centro de comercio e importante puerto. Ciudad cosmopolita, donde abundaban los extranjeros: franceses, italianos, ingleses, holandeses, alemanes…, que negociaban en su propio idioma en la calle Nueva, auténtico centro comercial de la ciudad y del comercio internacional.

Junto a una intensa actividad mercantil y laboral, la ciudad ofrecía todo tipo de diversiones para los ratos de ocio. Tres teatros abrían sus puertas diariamente, siendo Cádiz la única ciudad de España donde esto sucedía, y en cada teatro se ofrecían representaciones en idiomas diferentes: obras en español, en francés o en italiano diferenciaban las salas.



El nivel cultural superaba con creces la media nacional, siendo conocidas y comentadas las bibliotecas y colecciones de obras de arte de algunos gaditanos. Casi a diario se celebraban tertulias sobre artes y política, existiendo una institución que se dedicaba a esta labor: la Casa de la Camorra, antecedente de los ateneos y los casinos en toda España.
