Ultramar y Cádiz
El 12 de Mayo de 1717 Felipe V ordenó el traslado del Consulado de Indias a Cádiz, una medida que era el reconocimiento oficial de una situación que de hecho ya se estaba produciendo, puesto que las expediciones y flotas que viajaban a América se armaban en la bahía de Cádiz.

La centralización del monopolio del comercio americano en la ciudad trajo como consecuencia una importantísima etapa de crecimiento y prosperidad.

Salida de la flota para Veracruz. Siglo XVIII

A todo lo largo del siglo las flotas que hacen la Carrera de Indias recalan periódicamente en las aguas gaditanas trayendo los tesoros americanos: metales preciosos, cobre, estaño, cacao, materias primas…: proporcionando -como queda dicho- una etapa de prosperidad, que reforzará el carácter de la Bahía como polo de atracción del comercio internacional.


El monopolio gaditano sobre el comercio con América terminó con sendas medidas adoptadas en 1765 y 1778, por las que se concedió la posibilidad de comerciar con el Nuevo Mundo a otros puertos españoles. Estas concesiones no repercutieron en el comercio gaditano; antes al contrario la Bahía de Cádiz conoció en el último cuarto del siglo XVIII un aumento de su comercio, puesto que la experiencia y tradición del puerto gaditano permitieron que continuara ejerciendo la primacía.